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EL GRAN CINTURON 
por LorenaPérez Villers

La naturaleza es el contexto inmediato del ser humano, donde éste conoce sus límites, su fragilidad, y queda manifiesta su finitud como existencia. Y es precisamente esta ambivalencia de la naturaleza, la que la vuelve fuente de inspiración para la imaginación y creación humana. Dentro del territorio de lo imaginario, la naturaleza se vuelve una fuerza desbordada, fuerza que trasciende todo límite de lo humano y que deviene en potencia de lo sublime, llevándome a través del arte, a buscar comprender, pensar, capturar y recrear esta fuerza. De esta manera, el arte es la materialización creativa de la conexión existente y eterna entre la naturaleza y el ser humano. Sin embargo, esta conexión ha sido olvidada en gran parte por la vida en la modernidad y todo aquello que la compone. Una vida que nos arroja a una rutina de lo cotidiano, cada vez más alejada de este recuerdo de nuestros orígenes primigenios, así como de nuestro destino existencial finito.

 

Esta exposición se inspira tanto en la toma de conciencia de la naturaleza como fuerza, como en la fragilidad de nuestro ecosistema, buscando crear piezas polimatéricas que ayuden a reflexionar sobre el impacto que cada decisión tomada y acción ejecutada tienen hacia nuestro medio ambiente. Siendo la zona de la Riviera Maya nuestro contexto, así como nuestro recordatorio diario de los efectos del cambio climático, las piezas presentadas mezclan materiales como el cemento y madera de la región, con aquella planta marina que se ha vuelto una amenaza para el ecosistema de la región: el sargazo. El gran cinturón de sargazo atlántico es resultado, entre otros factores, de la descarga inusual de nutrientes del río Amazonas al mar, debido a la deforestación y las actividades agrícolas. Para el 2023 en las costas mexicanas se espera más de un millón de toneladas.

 

Todo lo anterior envuelto en la numerología ancestral como herramienta lúdica, le ayuda al espectador a recordar la situación climática actual, así como el paso del tiempo; pero más importante aún, su temporalidad en consonancia con lo natural. 

 

El gran cinturón como fuente de inspiración e intuición creativa, un anhelo a lo natural que busca, por medio del arte, recordarnos la conexión infinita que tenemos con la naturaleza, por medio de un olvido, aunque sea efímero, de aquel dispositivo moderno que nos tiene en un estado de letargo y somnolencia, frente a una de las mayores crisis que la humanidad ya comienza a enfrentar.

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